CALZADA ROMANA DE LA FUENFRÍA, CERCEDILLA:

14.04.2019

Durante las últimas nevadas de abril del 2018, la Fuenfría estaba preciosa; y esta ruta lo demuestra.

- UN POQUITO DE INFORMACIÓN SOBRE CERCEDILLA:

El pueblo de Cercedilla se encuentra en la Sierra de Guadarrama, cincuenta y siete kilómetros al norte de Madrid. Tiene su origen en un antiguo asentamiento romano, creado en torno a la calzada, que pervivió durante toda la Edad Media, tras la caída del Imperio Romano, gracias a su posición estratégica entre la Meseta Sur y la Norte y a una economía basada en la ganadería y la explotación de los bosques.

De esta forma el pueblo continuó creciendo y en 1630, Felipe IV otorgó al lugar el privilegio de villazgo, por el que Cercedilla adquiría el derecho a nombrar sus propias autoridades locales y a mantener cárcel, horca y cepo o picota.

El siglo XVIII viene marcado por la construcción del nuevo puerto del Guadarrama, hoy conocido por el nombre de puerto de Navacerrada, que quitará gran parte del tráfico que hasta entonces seguía transitando por la antigua calzada o por caminos alternativos que también atravesaban la Fuenfría. Paralelamente, durante el siglo XIX la llegada de montañeros y excursionistas convirtió Cercedilla en una magnífica zona de esparcimiento y reposo dentro de la naturaleza. A este respecto, la línea férrea Madrid-Segovia y la creación del tranvía hasta Navacerrada (hoy hasta Cotos) posibilitará el acceso desde la gran ciudad e influirá en la creación de los llamados "hoteles" y colonias de viviendas residenciales de vacaciones. Actualmente el pueblo sigue viviendo de estas actividades.

- ACCESO, HORARIOS E INICIO DE LA RUTA:

Acceso: salida 47 de la AP-6 en dirección Guadarrama. Se atraviesa esta localidad en dirección a Cercedilla por la M-622. En Cercedilla se toma la M-966 o Carretera de las Dehesas. En el Km. 2 de ésta se encuentra el Centro de Educación Ambiental del Valle de la Fuenfría de la Comunidad de Madrid, de donde parte la Calzada Romana.

En trasporte público la mejor opción es subir hasta Cercedilla en los trenes de Cercanías Renfe y después caminar hasta el Centro de Educación Ambiental, bien por la Carretera de las Dehesas o bien por alguna de las rutas que comunican el pueblo con el pie de la sierra: el llamado Camino de Puricelli (desde la estación de Los Molinos, 4km; aprox. 1h. 30 min.) o el Camino del Agua (desde la estación de Cercedilla, 5,7km; aporx. 2h.). En el autobús interurbano que sube al Hospital de La Fuenfría tiene también parada frente al Centro. Estos son sus horarios:

Las rutas son libres de ser recorridas durante cualquier día de la semana. Sin embargo, recomendamos visitar el Centro de Educación Ambiental previamente al inicio de la ruta, tanto para obtener toda la información necesaria (mapas, trípticos explicativos, etc.) como para admirar su jardín, un sondeo arqueológico. El horario del centro es de Lunes a Domingo, de 9:00 a 16:30h. TEL. 91 852 22 13.

Imagen: Fotografía del centro de Educación Ambiental valle de la Fuenfría.

Y desde aquí parte la ruta, señalizada con puntos de color verde pintados en los árboles y paneles metálicos con el logo VIA XXIV FUENFRIA.

¡COMENZAMOS!

- CAMINERÍA HISTÓRICA DE LA FUENFRÍA Y CALZADA ROMANA:

Por el Valle de la Fuenfría discurren diversas rutas y caminos que se han ido creando a lo largo de los años y que en conjunto reciben el nombre de Caminería Histórica.

La vía más antigua que recorre este valle se remonta a época romana. Se trata de un segmento de la Vía XXIV del itinerario Antonino, que unía Mérida con Zaragoza pasando por las estaciones viarias de Complutum y Titultiam (actualmente Alcalá de Henares y Titulcia, cuyos yacimientos son visitables y se encuentran dentro de la Red de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid) y Miaccum (actual Collado Mediano). Esta vía debió entrar en desuso tras la caída de Imperio Romano, quizá ante la ausencia de una tutela estatal que velara por su mantenimiento y la aparición de nuevos caminos.

Ya en tiempos medievales surge otra ruta conocida como Camino Viejo de Segovia, que discurre a media ladera, por la vertiente oeste del Valle. Su trazado no supuso grandes obras de infraestructura a excepción de un muro de contención y algunas partes excavadas en la roca en trinchera. Es posible que en la Edad Media esta ruta pudiera coincidir con la supuesta variante madrileña del camino de Santiago que, desde la capital, atravesaría las tierras de Madrid, Segovia y Valladolid, hasta enlazar con el denominado "Camino Francés".

A principios del siglo XVIII, Felipe V construye su palacio de La Granja. Para facilitar los viajes de los reyes entre Madrid y el nuevo palacio segoviano, se traza entre 1721 y 1729 un nuevo vial para ascender al puerto de la Fuenfría. Este camino empedrado, denominado calzada Borbónica, discurre por el fondo del valle, para realizar un corto ascenso con fuertes pendientes en su tramo final, en la llamada "Cuesta del Reventón".

Posteriormente, la Carretera de la República es el último de los caminos que atraviesa este entorno, construida durante el primer tercio del siglo XX. Durante el gobierno de la Segunda República se realiza el nuevo acceso apoyándose en la ladera meridional, también conocido como Camino Puricelli. Actualmente se utiliza como carretera forestal y en gran parte coincide con el denominado GR-10. Constituye un fácil acceso en vehículo hasta el tramo alto de la Calzada Romana, concretamente hasta la zona denominada de "Los Corralitos".

Por último, a principios del siglo XX surge una corriente de aficionados a la montaña y en particular a este valle privilegiado, con lo que se abren nuevas rutas, senderos y caminos; máxima expresión de ellas es el denominado Camino Schmid. Este vial transcurre desde el puerto de Navacerrada al valle de la Fuenfría entre los pinares de ambas laderas de la sierra.

Todas estas rutas están siendo objeto de investigación arqueológica y de recuperación patrimonial para el disfrute de los ciudadanos. De hecho el recorrido de la Calzada está salpicada de cartelas explicativas que, aparte de señalizar el recorrido de la ruta, ofrecen detalles de las intervenciones llevadas a cabo y reconstrucciones del aspecto original de la calzada que, en muchos tramos, se encuentra prácticamente desaparecida en la actualidad o sepultada bajo el camino borbónico con el que se solapa.

Imagen: Mapa esquemático en el que se muestra el recorrido de los distintos caminos de la Caminería Histórica por el valle de la Fuenfría en uno de los paneles explicativos, a la altura del puente del Descalzo.

Imagen: Marcas en un árbol que muestran como los caminos se solapan en alguno de los tramos de recorrido de la Calzada Romana. 

La ruta de la calzada romana tiene un recorrido total de 7 km. ida y vuelta (unas 3h. y media de duración), con un desnivel de 500m. desde el Centro de Interpretación.

La ruta parte de la zona trasera del Centro de Interpretación siguiendo la dirección de la carretera. Partimos del pequeño aparcamiento del Centro atravesando los dos paneles metálicos que marcan el inicio de la ruta y seguimos el pequeño camino paralelo a la carretera durante los próximos 150m., sorteando las áreas de estacionamiento que la salpican.

Imagen: inicio de la ruta y camino en paralelo a la Carretera de la Dehesas.

Así llegamos al paso del Arroyo Pedregoso, donde se solapan por vez primera la calzada romana y la borbónica. De hecho, el empedrado del vado corresponde con la construcción de época borbónica; aunque sí pude apreciarse, una vez cruzado el arroyo, la vía romana elevada sobre el terreno, con la superficie alomada. Ambas vías se separan después en el ascenso: hacia el noreste la vía romana y hacia el noroeste la calzada borbónica.

NOTA: Nosotros recorrimos la ruta a principios de abril, así que en muchos tramos el camino estaba inundado por las aguas de deshielo y los arroyos se habían desbordado. Este es uno de esos momentos y los siguientes 200m. hasta la pradera nos llevaron a caminar sobre una calzada romana cubierta por el agua. Las botas impermeables hicieron su trabajo y no nos mojamos los pies, pero si alguno de ustedes no quiere arriesgarse siempre puede realizar esta parte del recorrido por la Carretera de las Dehesas, que discurre en paralelo a la calzada.

Imagen: Vado del Arroyo Pedregoso, superado por las aguas del deshielo.

Superado el arroyo, seguimos el recorrido de la calzada dejando el torrente de agua a nuestra izquierda hasta llegar a un espacio abierto de dehesa con zona de picnic. En este sector nos hallamos en una de las áreas del recorrido más alteradas por la acción humana. La calzada romana coincide con el vallado del terreno reservado a la Casa Forestal de las Dehesas. Paralela a ésta, por la pradera, discúrrela calzada borbónica; y entre ambas se ha habilitado una senda para poder transitar junto a la vereda de la calzada romana, la cual habremos de seguir.

Imagen: pradera de las Dehesas.

De esta forma llegamos hasta el aparcamiento Majavilán y la entrada al Parque Multiaventura Amazonia. Atravesamos el parking y la valla de madera que lo delimita y seguimos el recorrido marcado por los puntos verdes, bordeando las tirolinas y puentes tibetanos del parque. Ahora el río circula por nuestra derecha.

En este tramo la conservación de la calzada se ha visto profundamente afectada por el uso continuado de este espacio. Por el contrario, hay pequeños tramos muy bien conservados, que muestran el característico alomamiento que suelen presentar las vías romanas debido a su sistema de construcción, con dos cuentas profundas a ambos márgenes del camino.

Imagen: la calzada romana, el paralelo al Parque Multiaventura. Apréciese el abombamiento de su superficie.

Poco más adelante, la calzada vuelve a unirse con el camino borbónico en los metros previos al Puente del Descalzo. Atravesamos los dos mojones de hormigón que delimitan el camino y seguimos hasta llegar al puente.

Imagen: Los mojones que marcan la calzada borbónica en el punto en que se une con la vía romana. El Puente del Descalzo, empedrado y de trazado curvo, de época borbónica.

El Puente del Descalzo se construyó en época de Felipe V para salvar el Arroyo dela Fuenfría, solapándose en este punto la calzada borbónica y la romana. No se han conservado restos del sistema constructivo empleado en época romana para salvar este riachuelo. El Puente del Descalzo está hecho en mampostería, con piedras trabadas entre sí con mortero de cal. No descansa exactamente sobre un arco, sino sobre una prolongada bóveda de cañón, que permite soportar un amplio tablero y aumentar significativamente la anchura de la calzada que pasa por encima. Con todo, su mayor singularidad es el esviaje de la bóveda, que aparece inclinada con respecto al cauce del río, con objeto de suavizar los quiebros de la calzada. Este rasgo ha sido uno de los más concluyentes a la hora de determinar el origen del puente, ya que los romanos no solían recurrir a este tipo de soluciones.

El del Descalzo no es el único puente de la zona, pero sí el más célebre. Los puentes del Reajo, de la Venta y de Enmedio son también construcciones borbónicas, que hasta ahora se tenían como romanas.

Imagen: el ojo del Puente del Descalzo.

Cerca del puente está situada la Fuente de la Salud, donde conviene abastecerse de agua, ya que no se encuentra otra a lo largo del recorrido.

Una vez superado este obstáculo, ambos caminos toman direcciones distintas para coronar el puerto. Hacia el norte sube la ruta borbónica, más recta y en pendiente; y hacia el noreste transcurre la vía romana para comenzar la ascensión al puerto de la Fuenfría. Una valla de madera parca el punto en que ambos caminos se separan. Para seguir el trazado de la vía borbónica se continúa de frente, cruzando la valla. La calzada romana gira hacia la derecha, en paralelo a la valla que queda a nuestra izquierda.

Imagen: ¡¡No atravesar la valla!! El recorrido de la calzada gira hacia la derecha.

Un poco más adelante aparece una nueva valla metálica, del mismo material que los paneles informativos que marcan el recorrido y con la consabida leyenda VIA XXIV FVENFRIA. Esta valla sí que la atravesamos y seguimos recorrido.

Imagen: Atravesar la valla.

Los siguientes 300m. del recorrido transcurren por medio del bosque, donde la calzada describe un giro hacia la izquierda y queda sobreelevada del terreno por unas cunetas muy marcadas y profundas, especialmente en su margen derecha. El trazado en este tramo se vuelve abrupto, con una pendiente más inclinada y salpicado de grandes rocas que destacan sobre el empedrado del camino.

Imagen: la calzada entre el Puente del Descalzo y la pradera de Los Corralitos.

NOTA: en esta parte del recorrido nosotros empezamos a encontrar densas manchas de nieve que dificultaban el avance. La nieve fue una constante a partir de este punto y conforme avanzábamos fue haciendo más y más complicado seguir con la ruta. Por ello, y aunque la calzada puede recorrerse en cualquier época del año, recomendamos afrontar el ascenso al puerto de la Fuenfría bien entrada la primavera, durante el verano o a comienzos del otoño. Durante el invierno se hace necesario el uso de raquetas, y por las huellas que vimos más de un valiente lo intentó. En nuestro caso, la nieve nos impidió coronar la cima del puerto donde ya se había acumulado más de un metro y el ascenso se hizo muy duro a partir de la pradera de Los Corralitos, casi imposible a partir de las estructuras de habitación (ahora llegamos a explicar esa parte del recorrido ;)). Por otra parte si vas a ver una calzada y está completamente sepultada bajo la nieve, resulta un poco decepcionante.

Así llegamos a la pradera de Los Corralitos, cruce de los viales históricos, La pradera es el punto intermedio de la ascensión y el único lugar del recorrido donde coinciden cuatro de los cinco caminos históricos del Valle de la Fuenfría (la carretera de la República, la calzada borbónica, el camino Schmid y la calzada romana). Se trata de un área llana. Muy adecuada para realizar una pausa y acometer, de forma más reposada, las rampas de ascenso al puerto.

Imagen: Un panel de madera tallado nos muestra un perfil de las cumbres de la Sierra de Guadarrama. Los puntos blancos muestran el recorrido de la calzada romana. 

La pradera, con el río a la izquierda, está atravesada por la pista forestal que antaño fue la carretera de la República. Nosotros no seguimos el trazado de la carretera sino que la atravesamos y seguimos de frente, en la dirección marcada por los paneles metálicos.

Imagen: Seguimos camino por la senda que marcan los paneles metálicos.

Menos de 100m. después llegamos al Arroyo de la Fuenfría, el cual queda a nuestra derecha. Cruzamos el arroyo por el vado de época romana, un sencillo sistema de filtración de agua construido utilizando grandes piedras colocadas en la base y, sobre ellas, piedras más pequeñas para asentar el paso del camino por el que se transitaba. Los romanos fueron grandes constructores de puentes, pero también emplearon otras soluciones de ingeniería más económicas para facilitar el cruce de un arroyo o un río, como es el caso. En época de abundantes lluvias, el agua podía rebasar la estructura. Así durante el deshielo el vado estaba completamente desbordado, como ocurría en el del Arroyo Pedregoso. Las botas impermeables ayudan pero si no se cuenta con ellas, unos metros más abajo hay un pequeño puente improvisado con dos travesaños de madera de las vías del tren.

Imagen: el vado y el puente improvisado, unos metros más abajo.

Del otro lado del vado, las excavaciones arqueológicas localizaron los cimientos de dos habitáculos realizados sobre una plataforma de piedra y jabre. La más próxima al arroyo, de unos 9 x 6,5m. está formada por muros de doble hoja construidos por piedra de gneis con relleno al interior. Cabe destacar la mayor dimensión de los mampuestos que refuerzan y marcan sus esquinas y las jambas de la puerta. La construcción más alejada es también la más pequeña y de ella sólo se ha conservada un lienzo careado al interior, presentando un posible acceso por el norte.

Seguimos ruta con el arroyo a nuestra izquierda hasta llegar al siguiente panel informativo. Aquí nos separamos definitivamente del río para iniciar el verdadero ascenso hacia el puerto.

Los romanos demostraron con la construcción de las calzadas un buen conocimiento de la geografía de los terrenos que atravesaban, tanto para buscar los puertos que diesen paso por las cordilleras como para aprovechar los caminos naturales abiertos por los ríos. A partir de este punto, la calzada, que hasta ahora había seguido un recorrido bastante rectilíneo, empieza a describir amplias curvas para ascender por la ladera sin superar un 10% de inclinación en la pendiente del camino. Esto permitía a los romanos alcanzar el puerto de forma segura, facilitando el acceso de carros para el comercio y de tropas para la guerra. El trazado discurre por la zona protegida de los vientos y del sol del verano, siendo transitable incluso en situaciones climatológicas muy adversas.

Imagen: comienza el verdadero ascenso al puerto de la Fuenfría. Ya solo quedan tres curvas.

La calzada asciende hacia la derecha, dejando unos metros por debajo, al sur, el camino Schmid que discurre en paralelo a ella. Al llegar a la primera curva ambas sendas se unen para recorrer juntas unos pocos metros, de nuevo hacia la izquierda. La ruta discurre por una vereda ideal para la observación de aves y en la que pudimos distinguir varias especies de pajarillos cantores.

Al llegar a al siguiente panel metálico el camino Schmid se desvía hacia la derecha para coronar el puerto por su cuenta y unos metros más adelante, la calzada es atravesada por el camino borbónico que inicia aquí el tramo conocido como "Cuesta del Reventón", con más de un 22% de inclinación. 

Imagen: Mapa ilustrando cómo se entrecruzan los distintos caminos históricos al llegar al tramo final del puerto. 

La calzada sigue su recorrido en dirección noroeste hasta llegar a la siguiente curva cerrada a la derecha que nos permite admirar unas preciosas vistas del Valle de la Fuenfría.

Imagen: Las vistas del Valle de la Fuenfría.

El segundo tramo de ascenso fue imposible de conquistar debido a la gran acumulación de nieve y ni siquiera llegamos a vislumbrar la tercera curva. Nos quedamos a poco menos de 200m de coronar el puerto. Sin embargo, la experiencia valió la pena y nos dejó con ganas de volver para culminar el ascenso y conocer mejor la calzada una vez llegado el buen tiempo. Una vez en el Puerto de la Fuenfría, la calzada se puede enlazar con otras rutas verdes para volver al fondo del valle o bien seguir el trazado de la calzada hasta Valsaín, en Segovia.

Así, nos comimos nuestros bocadillos sentados en dos piedras de la segunda curva, admirando las vistas y el sonido de la montaña.

Regresamos por la misma ruta hasta la Pradera de Los Corralitos y una vez allí tomamos la pista forestal de la Carretera de la República para volver al Centro de Interpretación. Fue sin duda una ruta mucho más sencilla pero no tan interesante como el avance a través del bosque que nos había proporcionado la calzada romana. La carretera llega a un desvío medio km. más abajo. El de la derecha lleva al hospital del Fuenfría, desde donde sale el autobús de vuelta a Cercedilla; y el de la izquierda desciende otros 200m. hasta el centro de Interpretación, enfrente del que también efectúa parada el autobús.

- INFORMACIÓN HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICA SOBRE LA CALZADA:

La intervención arqueológica promovida por la Dirección General de Patrimonio Histórico entre los años 2005 a 2009 ha sacado a la luz numerosos vestigios del camino romano, lo que ha permitido documentar en detalle sus características constructivas y confirmar su cronología romana.

Sin embargo, buena parte de lo que se pensaba era la calzada romana ha resultado corresponder con las construcciones de época borbónica, incluidos los puentes del Descalzo y de En medio que no responden a la tipología típica de los puentes romanos.

Es muy posible que buena parte de los materiales constructivos de la calzada fueran reutilizados en la construcción del camino y los puentes borbónicos, por lo que la vía roma queda reducida en varios tramos a un camino o senda sin empedrado que no corresponde en nada con su apariencia original. De hecho, algunos tramos pueden no corresponder ni con su trazado real en tiempos del Imperio.

Lo que sí es seguro es que la calzada transitaba por el Valle de la Fuenfría y prueba de ello son tanto los documentos de época histórica como los vestigios arqueológicos que atestiguan su cronología romana. El más importante de estos restos es el miliario de Cercedilla, descubierto por Antonio Blázquez en 1910 y actualmente en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.

El miliario llevaba una inscripción que rezaba: El Emperador Nerva Trajano César Augusto, germánico, Pontífice Máximo, revestido de la tribunicia potestad por cuarta vez y por cuarta vez cónsul, restauró esta vía. Desde Miaco cuarenta millas; y que permitió datar la calzada en el siglo I d.C. coincidiendo con la época del emperador Vespasiano, que gobernó entre los años 69 y 79 d.C.

Otras calzadas romanas que pueden visitarse y disfrutarse cerca de Madrid son la calzada del Puerto del Pico, en Cuevas del Valle, Ávila, dentro de las estribaciones de la Sierra de Gredos; la calzada de Zarzalejo, que une El Escorial y Zarzalejo (aprovechad para visitarla cuando subáis a la silla de Felipe II); y la calzada romana de Galapagar.

Imagen: calzada del Puerto del Pico. https://ruinasromanas.wordpress.com/2013/10/13/calzadaromana-puerto-del-pico-avila-2/

- FAUNA Y FLORA:

La calzada transcurre por una zona de alto valor ecológico, cultural e histórico, protegida y puesta en valor con regímenes jurídicos especiales, como el recientemente aprobado Plan de Ordenación de los Recursos Naturales de la Sierra del Guadarrama (Decreto 96/2009 de 18 de noviembre), o la consideración de la zona como Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (Ley 1/1985, de 23 de enero). La Sierra de Guadarrama constituye la mejor expresión de la alta montaña en el interior peninsular.

Sus condiciones climáticas (derivadas del gradiente altitudinal) y su localización en la zona de transición entre la región eurosiberiana y mediterránea lo convierte en un refugio de especies vegetales con amplia distribución en el pasado y que ahora han desaparecido de los terrenos circundantes.

El hecho de que la calzada ascienda cercana a los arroyos, permite observar especies vegetales propias de zonas con una elevada humedad, algunas de ellas protegidas, como es el caso de tejos y serbales, en medio de un bosque de pino silvestre y resinero que cubre la práctica totalidad del valle.

En cuanto a la fauna, las aves estuvieron presentes a lo largo de todo el recorrido, especialmente en el tramo de la segunda curva de ascensión al puerto donde pudimos apreciar el canto y la belleza de pequeños pajarillos como el carbonero garrapinos, el herrerillo y el herrerillo capuchino, los pinzones, el trepador azul y el petirrojo. Aves más grandes de la familia de los córvidos también se dejaron ver a lo largo de la ruta: cornejas y arrendajos.

Imagen: fauna en el Valle de la Fuenfría. En orden: carbonero, herrerillo y herrerillo capuchino, trepador azul, pinzón, petirrojo, arrendajo y corneja.

- MÁS INFORMACIÓN:

https://www.comiendopipas.com/Actividad.aspx?par=OAXc+GnW8xA9efGe1PIlgQ==#.Ws3YZNRuaW8

https://jcamara.tripod.com/calzada/calzada.html

https://valledelafuenfria.blogspot.com.es

https://es.wikipedia.org/wiki/Calzada_romana_de_la_Fuenfr%C3%ADa

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